¿Qué es la miopía? Causas, tratamiento y prevención
Jueves, 3 septiembre, 2020
Por Víctor Javier García Molina. BSc. MSc.
La miopía es el más común de los errores refractivos del ojo o ametropías y, la podemos definir como la condición por la cual -con la acomodación relajada- los rayos paralelos de un objeto situados en el infinito óptico son enfocados en un punto por delante de la retina. Es decir vemos mal de lejos, y peor cuanta mayor es la distancia a la que queremos ver. Tiene unas pecularidades muy importantes: primero, una vez que aparace tiende a progresar con el tiempo y, segundo, dependiendo de su cuantía, está relacionada con mayor riesgo de complicaciones patológicas: catarata, glaucoma, desprendimiento de retina, entre otras.
Su prevalencia está aumentando globalmente. Se estima que, de seguir la progresión actual, para 2050 la mitad de la población mundial será miope en mayor o menor grado con todas las consecuencias que para la salud, y económicas y sociales, se derivarían de ello.
Por otro lado, existe una creciente preocupación en la opinión pública sobre los posibles efectos del uso de los dispositivos digitales, principalmente los portátiles: teléfonos inteligentes –TI- y tabletas, en la salud ocular de los niños. En CUNIMAD analizamos esta y otras cuestiones para darles respuesta.
¿Qué origina la miopía?
La miopía es una condición de origen multifactorial en el que se me mezclan influencias genéticas –herencia familiar, miopía de los progenitores– y ambientales. Las primeras son inalterables, están, por expresarlo de alguna forma, inscritas en nuestro ADN.
Las segundas podrían ser categorizadas como modificables, principalmente tiempo de exposición a la luz solar –actividades al aire libre- y realización de actividades en visión próxima.
Son muchas las investigaciones y ensayos clínicos que se han realizado para poder inferir posibles factores de riesgo que permitiesen actuar sobre los procesos relacionados con el desarrollo de la miopía –miopiogénesis- y su progresión –miopización-. El objetivo está claro: intervenir de manera efectiva sobre ambos fenómenos –aparición y progresión- para frenar la curva de prevalencia.
Causas de la miopía
El factor ‘tiempo de uso’ de dispositivos con pantallas (el ubicuo móvil, por ejemplo) ha sido frecuentemente citado como un potencial factor tanto miopiogénico como para su progresión. Sin embargo, las evidencias provenientes de los estudios y ensayos clínicos no son completamente concluyentes al respecto.
A riesgo de ser ligeramente imprecisos, podemos concluir que los hallazgos de los ensayos clínicos nos muestran que no habría una relación, o no es lo suficientemente fuerte, entre el tiempo empleado con dispositivos digitales –y también con copia impresa- y un mayor riesgo de miopía.
No obstante, sabemos ya desde hace mucho tiempo –no tenemos más que recordar estudios seminales como los de Young et al en 1969 con Inuits o, Zylbermann et al en 1993- que existe una relación positiva entre el aumento de la prevalencia miópica y la presión educativa, es decir el estudio y trabajo de cerca. Así que tenemos que pensar cómo es posible esta aparente contradicción.
Relación entre miopía y pantallas
La respuesta la tenemos en el análisis de los aspectos conductuales relacionados con el trabajo de cerca –sea digital o no-. Distancia de trabajo –inferior a 35 cms- e intensidad –ausencia de pausas- del mismo, sí han sido ligados de manera positiva y con el suficiente grado de evidencia –nivel 1- a la miopiogénesis y su progresión.
Con respecto al tiempo de uso, la explicación podría radicar en que el incremento tan acusado de actividades de con pantallas, principalmente de ocio y en grupos de edad más jóvenes, produciría una merma acusada de las actividades al aire libre, con luz solar, que todos los estudios clínicos e intervencionales han señalado como el factor de riesgo modificable más importante para los procesos de miopiogénesis. Así, el problema no sería el tiempo que empleamos en usar el móvil o la tableta, si no lo que dejamos de hacer: estar al aire libre.
Una vez aclarados estos puntos, podemos pasar a responder brevemente a algunas de las preguntas que más frecuentemente nos hacen los padres en consulta sobre la miopía infantil.
¿Es posible prevenir la miopía?
Todo pasa por la identificación temprana de aquellos sujetos con más factores de riesgos, modificables o no, para intervenir sobre ellos. Herencia familiar, falta de actividades en exteriores, aspectos conductuales relacionados con el trabajo en cerca y la cuantía de la hipermetropía fisiológica presente en un niño, pueden ponernos sobre la pista de un futurible proceso de miopiogénesis y diseñar un Plan de Control de Miopía –PCM- preventivo. Para ello es fundamental la revisión y realización de cribados visuales específicos.
¿Existe algún tratamiento efectivo para control la miopía?
Sí, hay dos tipos principales de intervenciones que se han mostrado efectivas para ralentizar la tasa de progresión miópica. Por un lado, las denominadas “ópticas” o contactológicas, basadas en la adaptación de diversos tipos especiales de lentes de contacto que se han mostrado efectivas a la hora de ralentizar o detener la progresión miópica.
Por otro lado, están las intervenciones farmacológicas, basadas en la instilación de fármacos que también han demostrado cierto grado de eficacia. Ambas técnicas se pueden combinar. Además hay diversas líneas de investigación abiertas con otros enfoques que prometen dar resultados en un futuro no muy lejano.
Consejos para disminuir el riesgo de tener miopía
Los métodos que hemos reseñado serían una parte fundamental en el establecimiento de un PCM. Pero es necesario intervenir de alguna forma sobre los factores modificables que hemos enumerado. Antes de la aparición de la miopía y en aquellos sujetos de riesgo, la realización de actividades al aire libre es fundamental. Se ha establecido un umbral de 14 horas semanales a partir de las cuales se produce una disminución significativa del riesgo de hacerse miope.
Por otro lado, pausas activas y frecuentes durante la realización de actividades en visión próxima y monitorización de la distancia de trabajo siempre por encima de 35 cms también son fundamentales tanto en la miopiogénesis como durante la miopización.
Para concluir, una dieta adecuada también podría representar cierto papel. Se ha encontrado que una mayor ingesta de grasas saturadas y colesterol se asocia con ciertos características fisiológicas asociadas a miopía, principalmente una longitud ocular mayor –ejes anteroposterioresy longitudes axiales más largas-.
Titulación relacionada:
Máster Universitario en Salud Visual y Optometría Avanzada* (en proceso de extinción)